viernes, 8 de noviembre de 2013

Estrasburgo no tiene la culpa del fin de la "Doctrina Parot"

No deberíamos culpar a Estrasburgo del fin de la doctrina Parot por extraño que parezca, la causa real del problema está lejos de Estrasburgo y dentro de España misma.

Cuando uno se enfrenta a un problema debe tratar de averiguar cual es la causa raíz del mismo y corregir esta. Desgraciadamente lo que ocurre a menudo en el universo político es que se actúa de manera reactiva a cualquier problema y se apresuran a poner un parche de cualquier manera para salir al paso ante la opinión pública. ¿El resultado? Que el problema vuelve de manera inexorable pues la causa de origen sigue inmutable.

La causa raíz del problema de la doctrina Parot existía mucho antes del nacimiento de la propia doctrina Parot, y no era (y es) otra que la inmovilidad de los políticos cuando creen que deben tomar una medida impopular. Ante la posibilidad de salir en la prensa, volverse impopulares o perder votos y en  muchos casos el que dirán los sucesivos políticos de este país se han negado a mirar a la cara al terrorismo desde el punto de vista de las condenas. Ha habido lucha policial, e inmensa serenidad y coraje por parte de las mismas cuando han sido víctimas. Sin embargo a pesar de las atrocidades como el atentado de Hipercor en Barcelona por nombrar alguno no consiguieron movilizar a los gobiernos en las direcciones adecuadas. Y siempre han usado la misma excusa: que la legislación española garantiza la reinserción de los presos.

Esta famosa causa raíz realmente va más allá del terrorismo y es una de las razones por las que el problema vuelve una y otra vez, con la pederastia y con todo tipo de asesinatos no ligados al terrorismo. Parece increíble que alguien pueda pensar que ciertos individuos puedan volver a la sociedad con normalidad de después de cometer ciertas atrocidades.

Así pues el problema raiz reside en la incapacidad de nuestros políticos para cambiar la ley y contemplar opciones como la cadena perpetua, despues de todo por tonterias menores se ha propuesto cambiar la Constitución.

Aún recuerdo una sesión del Congreso perdida en debatir los derechos de los chimpancés. ¡Bien se podía haber usado para algo más práctico!